Jose Angel Velilla | Artrosis Trapecio Metacarpiana
rizartrosis, artrosis, trapecio, metacarpiana, scheker, maz, plastia, suspension
21875
post-template-default,single,single-post,postid-21875,single-format-standard,ajax_fade,page_not_loaded,,select-theme-ver-2.1,wpb-js-composer js-comp-ver-4.5.1,vc_responsive

Artrosis trapeciometacarpiana o Rizartrosis

“Me duelen las manos, no puedo hacer fuerza y se me caen las cosas de las manos”

Esta es una frase que oímos muchas veces en consulta a personas que están en el margen de los cincuenta años para arriba.

El problema lo encontramos en las articulaciones de la unión del dedo pulgar con el resto de la mano y es muy frecuente en personas que han realizado labores más de precisión que de fuerza.

Amas de casa aficionadas al ganchillo, labores de cocina como pelar patatas o personas que realizan tareas de mucho tacto y precisión (cirujanos, relojeros,…)

¿Qué es lo que ocurre?

Se produce una degeneración en la articulación que existe entre el hueso trapecio y la base del primer metacarpiano, que progresivamente lleva a una limitación de movilidad, dolor y deformidad progresiva, que puede llevar a la incapacidad de realizar ninguna labor con dicho dedo.

Sin embargo, actitudes de fuerza como puede ser coger un martillo no crean ningún tipo de problema.

¿Qué soluciones podemos darle a esta dolencia?

En dependencia de la evolución, al principio podemos tratarlos con fisioterapia, tratamientos antiinflamatorios e incluso con infiltraciones con corticoides o con ácido hialurónico.

Cuando el problema está más avanzado tenemos que pensar en soluciones más drásticas.

Hay distintos tipos de cirugías para este problema, desde las prótesis, ya sean totales o parciales, hasta las plastias mediante técnicas que conjugan la actuación sobre hueso y combinadas con actuaciones tendinosas.

Yo personalmente me inclino por la realización de la plastia suspensión publicada por nuestro buen amigo Luis Scheker, que tiene su centro de actuación en el Christine M. Kleinert Institute de Louisville en Kentucky.

Para ello retiramos el hueso trapecio y obtenemos la mitad, a lo largo, del tendón del músculo palmar mayor, que nos servirá para dar estabilidad a la nueva articulación.

La recuperación completa se obtiene entre 3 y 4 meses y los resultados son bastante satisfactorios, recuperando el paciente una buena movilidad sin dolor o con pequeñas molestias y solamente con una pequeña pérdida de fuerza en dicho dedo.

La colaboración del fisioterapeuta es importante para conseguir una buena recuperación del paciente.